Una educación intercultural que no sea para todos sigue siendo discriminadora, todos tenemos derecho a participar y a legitimar la diversidad, sobre todo en las ciudades donde convergen todas las sangres y todas las voces.
A continuación proponemos algunas consideraciones para generar prácticas educativas interculturales en zonas urbanas (1):
- Analizar si la configuración de los espacios en las ciudades es inclusiva y amable con la diversidad, esto significa si la ciudad como organización social donde los ciudadanos se encuentran y conviven recibe, acepta, romueve e incluye de manera orgánica a quienes hablan otra lengua, tienen otras prácticas socio culturales, como las culinarias y de vestido y tienen otras creencias.
- Integrar y ampliar las formas y espacios de expresión de la diversidad que ha generado la ciudad como son los clubes departamentales, las fiestas patronales, los usos lingüísticos. Esta formas de expresión ganadas gracias al esfuerzo, la organización y al peso muchas veces de la añoranza, debe ser legitimado en la escuela y ella misma debe ser una aliada en el fortalecimiento y desarrollo de estas identidades en el contexto urbano.
- Revisar y replantear la concepción de escuela o de Institución Educativa que se tiene en la ciudad. Es sabido escuchar que muchas familias envían a sus hijos e hijas a la ciudad a estudiar porque allí la enseñanza es mejor. ¿Esto es cierto? ¿que se está entendiendo por mejor? La educación en una ciudad puede garantizar seguramente ciertos aprendizajes que además son reforzados por la misma estructura urbana, pero desconoce y deja de lado una serie de aspectos formativos que se garantizan en contextos no urbanos. Así como la escuela forma, la ciudad también forma y muchas veces esta formación no es consecuente con la impartida en las aulas. El papel que cumplen las escuelas en los contextos urbanos es bastante homogenizador y a veces son los mismos usuarios quienes refuerzan esta tendencia.
- Superar el frecuente prejuicio y conflicto entre la ciudad y el campo. Esto implica revalorar las características de vida del campo que se han olvidado por la velocidad y el encanto del acceso a la tecnología que ofrece la ciudad. No es intercultural establecer relaciones jerárquicas entre campo y ciudad, cada una tiene una lógica, una dinámica y en ambas encontramos aportes significativos. A veces esta confrontación innecesaria genera más racismo y discriminación que a la larga generan violencia simbólica a la violencia efectiva.
- Recuperar la noción de identidad como mosaico que genera la ciudad donde confluye la diversidad. Muchas personas que viven en las ciudades han olvidado y en algunos casos negado la génesis de su identidad. No se trata de establecer una genealogía racial, sino una identidad auténtica que sea el punto de partida de la identidad regional. Es preciso que cada persona tenga auto conciencia de su originalidad.
- Diversidad y economía: Garantizar un crecimiento económico basado en un desarrollo humano integral y sostenible que de un valor global a la diversidad con todas sus implicancias culturales y cosmovisiones y no solo desde una perspectiva de lucro y una fuente de recursos que termina por folklorizar la cultura dejando de lado su riqueza simbólica, espiritual y holística.
- Demarcar las características de la cultura urbana en su diversidad de acuerdo con los grupos socio económicos que comparten el mismo espacio citadino. Esta demarcación permitirá comprender la cultura urbana como una síntesis cultural y entre otras para contrastarla.
- En las ciudades, se da un trato diferente a la diversidad local y la diversidad internacional, esto muestra las formas desiguales y discriminatorias que se dan en la aceptación de la diversidad. Es preciso desmontar esta distinción en sus aspectos socio políticos y socio económicos y además, para permitir que los estudiantes estas diferencias para evaluar el paradigma cultural homogenizante que imponen algunas ciudades.
- Incorporar en la agenda pública de la ciudad el tema de gestión de la diversidad cultural y del impacto de las migraciones en el desarrollo local. Las educación debe ser un espacio de reflexión sobre este fenómeno. Además debe partir de las propias expresiones, mixturas y fusiones, las diferentes propuestas y que tome en cuenta las diferentes aproximaciones desde las mas indiferentes hasta las mas comprometidas. Una ciudadanía que no se reconoce, no se supera, entra en un espiral vicioso de autonegaciones. Un país solo es posible cuando se tiene una identidad más sólida, y la nuestra es plural.
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(1) Fragmento del documento de trabajo: Educación Intercultural para las ciudades, JAVM
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