Son muchos los acontecimientos que merecen un comentario o por lo menos una opinión.
La reciente condena a Fujimori, la abrumadora cobertura del último atentado en el VRAE, los maquillados informes de la prensa centralista frente al desarrollo regional y porque no incluirlo la extraña y silenciosa desaparición del escenario político de las escandalosas grabaciones del "compañero" León que se trajeron abajo todo un gabinete, muestran porqué lo "real maravilloso" convive en nuestro país con lo "real escandaoloso"
Parece un mix algo confuso, pero entre todos esos hechos hay un elemento común, la incapacidad del gobierno de turno para atender las verdaderas necesidades del país y su ceguera institucional por responder a las demandas de la mayoría para seguir defendiendo a un sector.
Una visión incompleta
Para quienes ven el conflicto armado que vivió el Perú sólo desde sus efectos en Lima y como un acontecimiento del pasado, creyendo que el terrorismo lo derrotó Fujimori debo decirles que viven engañados. Solo basta salir hacia los alrededores de Lima para constatar que los efectos del actual modelo sigue haciendo más grande el abismo entre los que tienen y los que no tienen, entre los que viven de las ventajas del liberalismo y los que sufren mayor exclusión y por ende el gérmen del conflicto armando está ahí latente y captando a jóvenes que ven menos posibilidades para ellos en este modelo.
Esa misma situación ve más radicalmente en zonas como Cora Cora o los poblados del Alto Imaza de la Región Amazonas, por poner dos ejemplos producto de políticas centralistas de dejan a miles de peruanos del interior del país relegados de las oportunidades que tienen quienes migran o quienes tienen un "padrino" con estrella.
¿Una justicia excluyente? una justicia pendiente...
Las recientemente desenterradas víctimas de Putis reclaman la misma justicia que las víctimas de Barrios Altos, ¿no merecen la misma justicia? o por ser quechua hablantes o campesinos ¿no fueron también víctimas de políticas de diferentes gobiernos ajenos a la verdadera problemática social del país?. Estamos totalmente de acuerdo con el resultado del juicio a Fujimori, pero creemos que con el mismo rigor deberia juzgarse a quienes desde su posición de poder no hicieron NADA por atender esta realidad.
Al visitar la muestra fotográfica de Domingo Garibaldi en Ayacucho sobre las víctimas de Putis (de la que se extrae la foto que acompaña esta reflexión), y compartir unos minutos de oración con los comuneros parientes de aquellas victimas solo me queda decir que el Perú sigue fragmentado y la violencia no ha cesado. Al intentar entender los discursos que se dijeron aquella tarde y que fueron en su mayoria en quechua, siento que nosotros también vivimos excluidos de la posibilidad de un acceso a nuestra propia identidad y cultura y peor aun que seguimos sin entendernos.
Es lamentable que bajo el manto de un partido llamado "emblemático" se siga ocultando a tantos estrellados que con la ya comprobada viveza partidaria se mantienen limpios e inmaculados de una herida que sigue sangrando en varias zonas del país.
La muerte en la escena o la ausente presencia del Estado
Es conmovedor el dolor de las familias de los jóvenes que decidieron servir al país y que por la negligencia de las autoridades murieron a manos de cobardes e insensatos narco terroristas. Pero hay un dato que muchos dejan de tomar en cuenta. Estas personas que perpetraron este atentado son fruto de un contexto, de una sociedad, de una educación o de una falta de ella. Me refiero al sistema... todos se echan ahora la culpa frente a la sangre derramada sin embargo hay un claro ausente en este proceso que no quiere salir al frente de estas terribles consecuencias.
Esta misma ausencia se percibe en otros niveles de decisión que tienen que ver con la ejecución de proyectos de inversión publica, la atención a las demandas de los pueblos indígenas y la indiferencia frente a procesos de empoderamiento local y regional. En este escenario no se dan muertes crueles como las del VRAE pero a la larga el costo social y es tan alto como el dolor por la muerte innecesaria de estos jóvenes.
1 comentario:
Pocos ejemplos de indiferencia más graves y tristes que lo de Putis. La moral parece solo funcionar con los que tienen igual o más ventajas que nosotros en la vida. Lo que significa que esa moral no es algo bueno. La bomba en Tarata valió por eso más que los miles de demás muertos. Se gobierna para los ricos, lo demás no importa.
luis arbaiza
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